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Recolectora de sacos lacrimales, de historias que se guardan bajo las sábanas y mentiras que se sacan de la punta de tus dedos.

Acerca de Indi:

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Llevo mil y una noches esperando que el amor incendie mi puerta, desde entonces me da por escribir.

14/9/14

Nada.


Poco a poco comienzas a perder partes de tu propio cuerpo.

En su lugar solo queda vacío.

A veces piensas que sería mejor si se tratara de un proceso rápido.

Pero no es el caso.
 Capa por capa, órgano por órgano.

El cambio es tan lento que terminas por acelerarlo tu mismo.

Eres el pájaro que salta del nido sin extender las alas.

Sientes el aire al caer y ves que el suelo se acerca cada vez más.

Terminas por arrancar tu propia piel sólo por sentir.

Sentir el ardor y el dolor, pero no importa porque al final estás sintiendo.

Los colores se vuelven indistinguibles.
 Todo es más brillante.

Es como si el mundo quisiera llenar de blanco el pequeño hueco 
de oscuridad que has creado.

Todo es brillante, pero todo está fuera de foco.
 
Tu tiempo se detiene, pero el resto del espacio se estira.

 La visión que tenías de un mundo euclídeo se dobla y se tuerce hasta 
perder la orientación. 
Eres el único punto que se resiste a la transformación.

Todo cambia, todo debe cambiar, pero tu no quieres hacerlo.

Y así comienzas tu propia transformación; tú al vacío.

El espacio sin un punto sigue siendo el espacio.


Ya nada vale, ya nada importa. 
Dejas todo a la suerte.

Te conformas con la pequeña voz que te dice que lo que haces no está bien.

Te conformas con eso porque es consuelo saber que aún no te pierdes por completo.

La única forma de autopreservación ante tanta autodestrucción.

Debido a que aún no estás listo para dejarlo todo.

Pero sabes que la causa de esa pequeña parte que aún está viva esta ahí por miedo.

Miedo a convertirse en el monstruo que sabes que encierras, 
porque lo único que lo detiene es esa voz.

¿Cómo vivir si lo único que sientes es miedo a ti mismo?

¿Cómo vivir si lo único que mantiene tu cordura es el miedo?

¿En verdad estás vivo?…
Y es justo cuando comienzas a entender.

La hipótesis de que el mundo quiere llenar tu vacío no es cierta.

Te has convertido en el punto del que todo se aleja.

La asíntota de la que todo diverge.

De ahí el cambio en los colores y el espacio.
 
Eres el desierto al que solo se aventuran unos cuantos que te empeñas en destruir.

Quiénes después de la tortura y hambruna encuentran la salida. 

Eres el desierto que crea sus propios espejismos para no sentirse solo, 
pero no son más que imágenes virtuales cuyo único propósito es recordarte 
lo que has perdido, lo que estás perdiendo.

Eres el desierto que absorbe la lluvia pero que cuando ésta se va sigue seco.

Eres la mente que se despierta para ordenar a la mano y a la pluma una catarsis.

Eres la mano que no para de rascar la carne del brazo, 
porque la carne roja te recuerda que no estas sólo.
 

Y luego por un minuto, eres todo.
 Eres el mar.
 Eres la tierra.
 Eres el fuego.
 Y eres el viento.

Y cuando se acaba el minuto ya no eres nada.
 La mente deja de ordenar.
 La pluma deja de escribir.
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